Esta afección es la resultante de una epididimitis o sea la inflamación del conducto que conecta los vasos deferentes con el testículo, llamado epidídimo. Suele ser doloroso porque, con el impacto, los conductos se pudieron contraer y cuando pasa por ellos el semen, la orina o el líquido preeyaculatorio, se desplazan. La molestia suele ser intensa, además la zona está cargada de terminales nerviosas y puede extenderse como reflejo hasta la ingle. Es necesario desinflamar y utilizar analgésicos así como ser atendido y monitoreado por un urólogo que determine qué tanto pudieron dañarse y si hay necesidad de recurrir a un tratamiento más específico.
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