La piel del pezón y la areola están cubiertas por terminales nerviosas que responden a estímulos. Éstos envían un mensaje al músculo liso de la zona que se contrae y endurece. El estímulo puede ser físico o por un descenso en la temperatura, o incluso psicológico. También son parte del sistema nervioso autónomo, fundamental en la respuesta sexual. Si uno de tus pezones anda alborotado puede ser un hecho aleatorio o, bien, de acuerdo con estudios de los Servicios de Salud de la Universidad de Columbia, si persiste y es doloroso, pudiera tratarse de un problema endocrinológico causante de un bloqueo de sudor u otro líquido de la mama. Si es ocasional basta con colocar parches que disimulen su notoriedad y fricción con la ropa.
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